Dada su expansión, el término drone puede asimilarse como palabra española con el singular dron, que refleja la pronunciación más extendida y su plural drones; al tratarse de una adaptación al español, no es preciso destacarla con cursivas ni comillas.
La etimología de drone viene de dran o dræn y en inglés significa, como hemos visto, abeja macho o zángano, aunque también se usa desde el siglo XVI, para referirse a las personas perezosas. Poco más tarde se utilizará además como verbo, significando zumbar y también hablar monótonamente, probablemente se origino como una onomatopeya, en referencia al zumbido producido por las abejas volando.
Su origen para referirse a vehículos aéreos parece ser que proviene de los años 30 en Reino Unido, en referencia al término que describía una abeja macho con el único objetivo de aparearse con la abeja reina. Ben Zimer, en un artículo en el Wall Street Journal cita a Steven Zaloga, especialista en Historia Militar y consultor: «En 1935, el almirante de los Estados Unidos William H. Standley, vio una demostración británica de nuevos aviones de control remoto de la Royal Navy británica utilizados como blanco para prácticas de tiro, el DH 82B. Al volver a los Estados Unidos, Standley encarga al comandante Delmer Fahrney desarrollar algo similar para la Armada norteamericana. Fahrney adoptó el nombre de drone para referirse a estos aviones en homenaje a la abeja reina».
Aunque los asesinatos cometidos utilizando estos aparatos por países como Estados Unidos en su guerra contra Afganistán y otros países los pusieron en la primera plana, hoy en día estamos aprendiendo sus grandes posibilidades en otros campos. Por ejemplo en fotogrametría, donde las ventajas de uso, tanto por costo, inmediatez o resoluciones que se pueden alcanzar, lo hacen ideal en aplicaciones para catastro, agricultura de precisión, observación de la tierra, levantamientos 3D o emergencias humanitarias, por citar solo algunos ejemplos.